jueves, 18 de diciembre de 2008

y kizá nos encontremos, un silencio llenara la habitacion, tu mirada sera el grito mudo de tu nostalgia.

Espero curarme de ti.




Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines

jueves, 11 de diciembre de 2008

Lo que hay detras de una repuesta.

el estaba ahi,
su boca exalaba uno de sus profundos temores.... me amas??
mi mente sabia esa respuesta, pero mi boca gritaba silencio,
aguarde unos instantes, espectros de mi pasado recorrian mi presente.
llore, esas lagrimas cayeron al vacio, donde antes aguardaba un fino vaso de cristal,
ahora se convertia en un solo aliento, tan efimero como la vida misma,
encontrandome con una imajen tan terrible pero hermosa... o kizas terriblemente
hermosa.

ese ser, no era mas que un simple reflejo, desnudo, mutilado. autoflagelaciones,
heridas que despiden un olor a derrota, doloros recuerdos caen como gotas de sangre.

recuerdame, no quiero ser, pero quiero ser.

morire, y estaras ahi contemplandome,

un error sere, soy y volare, alcanzare cimas y caere.

sere el aguila que cae ascendiendo.



mire sus ojos, encontre que su garganta gritaba, creo mas bien sangraba,

y aki estoy frente a ti, desnudo,

con solo una respuesta, dictada bajo el clamor de mi mente,
fluyendo con mi sangre la respuesta, puedes olerlo?? puedes sentirlo??

abrire mi esencia, rasgare mi cuerpo, sangrara y solo podre recojer mi sangre con
mi boca, me bebere.

utopia, ese deberia ser mi nombre, inmadurez o quizas estupidez, soy solo
un pedazo de miedos, perdoname.

no kiero perderte, mas sin embargo,

si te amo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

y en como la soledad se convierte en tu refugio.


me desnudó, me violó.

aquella noche permiti que me tócaras,

que me síntieras, que me vìvieras,

quizas esperé mucho de ti, quizas sea una presa mas de tu indiferencia,

o quizas aquella noche el pudor hizo preso a el amor,

lo encerró, lo estrujó, lo mató.


Un dia despertaré, y tu recuerdo palpitara en mi como lo hizo aquella noche,

temblaré, y mi voz volara a tu olvido.


será tu masturbación tu temor,

miedo infundado en el lastimar algo lastimado,

fuerza tan efimera de mis venas,

lagrimas que reclaman una respuesta a una pregunta muda,


Y asi lo que una vez he abierto, cicatrizará,

sanarà para volver a desgarrarse,

vuelvo a lo que una vez me cobijo, mi eterna amante,



que sean estas paredes, mudos testigos de mi soledad.

lunes, 10 de noviembre de 2008

......


hermano...

hace muchos muchos años,en un país muy lejano y triste,
existe una enorme montaña, de piedra negra y áspera,

al caer la tarde, en la cima de esa montaña, florecía,
todas la noches, una rosa que otorgaba la inmortalidad,
sin embargo nadie se atrevía a acercarse a ella pues sus
numerosas espinas estaban envenenadas.

Entre los hombres se les hablaba
del miedo a la muerte y al dolor, pero nunca de la promesa de la inmortalidad.

Y todas las tardes la rosa se marchitaba, sin poder otorgar sus dones,
a persona alguna.

olvidada y perdida en la cima de esa de aquella montaña de piedra fría.

sola hasta el final de los tiempos.


cuento tomado de la cinta el laberinto del fauno.